El pueblo de Dios, el remanente y la oración

El pueblo de Dios, el remanente y la oración

Mark Finley15 ene 2022, 02:11

“Aquí está la paciencia de los santos, los que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús” (Apocalipsis 14:12).

El objetivo final

El mensaje de los tres ángeles tiene un propósito principal, un énfasis singular: preparar a un pueblo para el regreso de Jesús. Estos mensajes de inspiración divina llegan al clímax en Apocalipsis 14:12, cuando Juan explica el resultado final de comprender y aceptar el mensaje del cielo para el final de los tiempos. El apóstol declara que estos mensajes producirán un pueblo del que se puede decir: “Aquí está la paciencia de los santos, los que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús” (Apocalipsis 14:12).

La palabra paciencia puede ser mejor traducida por resistencia. Por la gracia de Dios, su pueblo resistirá los juicios de los últimos días y saldrá vencedor. Enfrentarán la furia de la bestia y no doblegarán sus convicciones. Aunque no pueden comprar ni vender y deban enfrentar persecución, encarcelamiento y muerte en el nombre de Cristo, son obedientes a sus mandamientos. No pueden ser forzados a abandonar su lealtad a Cristo. Viven llenos de gracia, exaltando a Cristo, en obediencia en medio de un mundo pecaminoso, rebelde y desobediente en las últimas horas de esta Tierra.

La fe de Jesús

Hay otra cosa fascinante sobre Apocalipsis 14:12. Estos creyentes del tiempo del fin no solo tienen fe en Jesús, sino que tienen la fe de Jesús. ¿Qué es la fe de Jesús? La fe de Jesús es la misma calidad de fe en Dios que Jesús tuvo en la cruz. Cuando Jesús colgaba en la cruz llevando la culpa, la vergüenza y a condenación por los pecados de la humanidad, se sintió abandonado por Dios. La enormidad del pecado era tanta que Jesús sintió que Dios lo había olvidado. Por eso en agonía exclamó: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?” (Mateo 27:46). ¿Lo había abandonado Dios? ¡Claro que no! Los ojos del Padre miraban todo el tiempo a la cruz. Su corazón de amor se rompía con la agonía por la que estaba pasando su Hijo. Jesús confió cuando no podía ver. Su fe fue más allá de lo que sucedía a su alrededor. Por eso, sus palabras finales fueron: “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu” (Lucas 23:46).

Justo antes de que Jesús regrese, según las profecías de Apocalipsis, el pueblo de Dios nuevamente deberá confiar cuando todo a su alrededor parecerá estar en su contra. ¿Qué es lo que los ayudará a atravesar este tiempo de prueba antes que Jesús regrese? Según las profecías de Apocalipsis, el pueblo de Dios una vez más tendrá que confiar cuando todo a su alrededor parezca estar en su contra. ¿Qué los llevará a través de este tiempo de prueba? Es la “fe de Jesús”. ¿Cómo desarrollamos esta fe de Jesús? Primero, así como la salvación es un regalo, la fe también es un regalo que Dios pone en nuestros corazones que crece a medida que la ejercitamos. Cuando saturamos nuestras mentes con la Palabra de Dios, nuestra fe crece (Rom. 10:17). Cuando reconocemos nuestra falta de fe y oramos honestamente para que Dios aumente nuestra fe, crece (Lucas 17:5).

En nuestra oración de hoy, pidámosle a Dios que nos dé resistencia al enfrentar las pruebas de la vida. Oremos para que él nos dé fortaleza para ser obedientes a su voluntad en cada área de nuestras vidas,

y pidámosle al cielo que nos conceda un aumento de nuestra fe para que “la fe de Jesús” llene nuestras vidas y nos prepare para la crisis final de la Tierra. Entonces, ¡un día viviremos con Jesús por toda la eternidad!