La misión de Dios y la oración- Parte I

La misión de Dios y la oración- Parte I

Mark Finley7 ene 2022, 23:05

“Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra” (Hechos 1:8).

La promesa para una misión imposible

El mensaje de los tres ángeles es un llamado urgente a la misión. La tarea aparentemente imposible de alcanzar el mundo con el evangelio solo es posible a través del poder del Espíritu Santo. El desafío de la misión del tiempo del fin es similar al desafío que enfrentó en el Nuevo Testamento la iglesia en el libro de Hechos. La promesa de conceder el Espíritu se nos da a nosotros de la misma manera en la que Jesús lo promete en Hechos 1:8: “pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra”. A través del poder del Espíritu Santo, la Iglesia del Nuevo Testamento alcanzó el mundo. Decenas de miles aceptaron a Cristo como el Mesías y se bautizaron.

El libro de Hechos revela la íntima relación entre una iglesia que ora y una iglesia llena del Espíritu que da testimonio. Hechos 1:14 dice: “Todos éstos perseveraban unánimes en oración y ruego”. En Hechos 2:42 ellos “perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones”. Hechos 4:31 agrega: “Cuando hubieron orado, el lugar en que estaban congregados tembló; y todos fueron llenos del Espíritu Santo, y hablaban con denuedo la palabra de Dios”. Note tres cosas en este último pasaje. Los creyentes oraron, se llenaron del Espíritu Santo, y el resultado fue que hablaban la Palabra de Dios con denuedo, mejor dicho, con confianza. La oración, el Espíritu Santo y la misión son un solo cuerpo.

Debemos tenerlo

Al comentar sobre la experiencia de los discípulos, Elena de White observa: “Debemos orar por el derramamiento del Espíritu con tanto ahínco como lo hicieron los discípulos en el día del Pentecostés. Si ellos lo necesitaban en aquel tiempo, nosotros lo necesitamos más hoy día” (Testimonios para la iglesia, t. 5, p. 147). ¡Qué pensamiento divino! Si los discípulos necesitaban el derramamiento del Espíritu Santo para alcanzar el mundo con el evangelio, nosotros tenemos mucha más necesidad del poder del Espíritu Santo. El mundo de hoy es más grande, más complejo y vive más sin Dios.

Este es el momento de buscar a Dios en oración para tener el poder sin límites del Espíritu para lograr lo que de otra manera sería imposible. Elena de White escribe: “El descenso del Espíritu Santo sobre la iglesia es esperado como si se tratara de un asunto del futuro; pero es el privilegio de la iglesia tenerlo ahora mismo. Buscadlo, orad por él, creed en él. Debemos tenerlo y el cielo está esperando concederlo” (El evangelismo, p. 508).

Dios quiera que todos busquemos el poder del Espíritu Santo para finalizar la proclamación del mensaje de los tres ángeles en esta generación. Busquemos juntos a Dios en oración para que nos conceda el poderoso derramamiento de su Espíritu.